Las palabras son pistolas cargadas

martes, marzo 29, 2005

La "fraila"

Después de un par de semanas en las que no he podido dedicar tiempo a esta bitácora, vuelvo a la carga con un asunto que se podría calificar de chusco, pero que puede dar lugar a la reflexión.

En unas declaraciones efectuadas en Mallorca hace unos días, nuestra ministra de Cultura, Carmen Calvo, pronunció la siguiente frase: "Antes de cocinera fui fraila".

La señora Calvo quería decir que antes de ser ministra había sido consejera de Cultura de la Junta de Andalucía. Pero la palabra (o palabro, según los gustos) "fraila" ha desencadenado un alud de reacciones y se ha convertido en motivo de burla. En un artículo de Periodista Digital, por ejemplo, se comentaba que este asunto "... corre el riesgo de suponer el billete de la ministra al panteón del pitorreo nacional". Alfonso Ussía le dedicó el día 16 en el diario La Razón una columna despiadada, donde no solo se burla de ella sino de la misma idea de "corrección política" e incluye "perlas" como esta:

En plena acometida laica, la señora ministra hace pública su secreta. Que antes de consejera ha sido o sida fraila. Me siento dichosísima al escribir esta columna en homenaja suya, porque es la ministra más inteligenta, sorprendenta, benedicenta y más dada a la esperpenta de la Gobierna española. ¡Qué gracia, qué donaira, qué toda! Es una ciela de mujer.

Es cierto que la actual ministra de Cultura ya había tenido algunos deslices durante el año que lleva en el cargo. El más sonado fue dar a entender en una entrevista que la estancia de cinco años en Argel de Miguel de Cervantes era un ejemplo de entendimiento entre culturas; se le olvidó mencionar el pequeño detalle de que Cervantes estuvo allí como prisionero de los corsarios berberiscos. A pesar de estos antecedentes, creo que la señora Calvo no ha dicho fraila por ignorancia, como afirman algunos de sus críticos, sino porque buscaba un efecto humorístico. Pero "las palabras son pistolas cargadas" (¿les suena este aforismo?), y a veces se nos disparan. Sí, ha conseguido un efecto humorístico, pero no el que pretendía: en vez de reírse con ella, la opinión pública (o al menos una buena parte) se ha reído de ella.

Llegados a este punto, surge un interrogante: ¿tienen razón quienes se burlan de "la fraila"? ¿El lenguaje es sexista, como muchos afirman? ¿La lucha para erradicar el sexismo presente en el idioma distrae la atención hacia los verdaderos problemas que impiden la plena igualdad entre mujeres y hombres? La frase de Carmen Calvo ha vuelto a encender este debate, que poco a poco adquiere una importancia cada vez mayor, lo que incita a firmas muy conocidas a intervenir en él. Una de ellas es Arturo Pérez-Reverte (miembro de la RAE, como es sabido); en los últimos meses ha dedicado varios de los artículos (este o este, por ejemplo) que publica en el suplemento El Semanal a criticar, con el sarcasmo que es su "marca de fábrica", a quienes defienden la corrección política en el lenguaje, en especial a las feministas. Quienes, por el contrario, combaten el sexismo en el lenguaje, afirman que un cambio en el modo de expresarse que haga "visibles" a las mujeres modificará las estructuras mentales de la sociedad, lo que conllevará una mejora en la condición de la mujer. Respeto esta línea de pensamiento, pero no la comparto.

En mi humilde opinión, pretender cambiar el lenguaje para que este influya sobre la realidad es poner el carro antes que los bueyes. Si ha surgido el debate sobre cómo hay que formar el femenino de ciertas profesiones (¿la juez o la jueza? ¿La médico o la médica? ¿La fiscal o la fiscala? ¿La piloto o la pilota? ¿La minero o la minera?) es porque cada vez más mujeres las ejercen y no por que lo haya planteado ninguna autoridad lingüística o política. Estoy convencido de que, a medida que la presencia femenina en todos los ámbitos vaya creciendo, el "genio de la lengua" encontrará una solución (que posiblemente consista en generalizar la terminación en -a, por mal que les suene a muchos) para que dicha presencia sea "visible".

Una frase para reflexionar: Aprender a hablar es aprender a traducir (Octavio Paz).

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lunes, marzo 14, 2005

Las bitácoras sobre traducción

He estado buceando un poco en Google (por cierto, ¿para cuándo un Premio Nobel, de lo que sea, para dos benefactores de la Humanidad como Sergey Brin y Larry Page?) para intentar averiguar cuántas bitácoras relacionadas con la traducción hay en Internet. Y parece que muchas menos de las que yo pensaba, tanto en español como en inglés. Una de las pocas que existen es Translation Resources, de una traductora pública (o jurada, como se dice en España) argentina. Sin embargo, como su nombre indica, es más un directorio de páginas web útiles para la traducción que una bitácora. Otra, Spanish Techies, dedicada a la redacción técnica en español, tanto en traducciones como en obras originales, está "sin estrenar", por así decirlo: nadie ha colgado allí ni un triste comentario. Quizás la mejor de las que he visto (o, al menos, la que más se ajusta a mi idea de cómo debe ser una bitácora) sea Transblawg, de la traductora Margaret Marks, aunque el tema al que está dedicada (la traducción jurídica alemán-inglés) queda un poco lejos de mis campos de trabajo habituales.

Las que sí abundan son las bitácoras "abandonadas", en las que sólo hay uno o dos posts, publicados hace ya meses. Tal vez sea mantener una bitácora sea más difícil de lo que yo pensaba...

Tristes armas si no son las palabras. (Tristes guerras, Miguel Hernández)

sábado, marzo 12, 2005

La lengua murciana

El miércoles pasado, mientras navegaba por la Red, me topé con La plana e la llengua murciana. En aquel momento, la idea de que hubiera personas que afirmaban con total seriedad que en Murcia hay un idioma diferenciado del castellano me pareció tan risible, que envié un correo electrónico a varios de mis amigos en el que me burlaba de ella. Para que se hicieran una idea del contenido de esta página, incluí este fragmento:

Er murciano y er panocho no son lo mesmo. Er trémino MURCIANO es remaniente ar 'dialeuto castillano' o llengua que se platica en toa er cornijal der sureste e la penisla y que tié como jronteras los ríos Júcar, Vinalopó y Armanzora, y ar río Segura encomedio tos ellos. Tanimientras, er PANOCHO es na más q'un dialeuto der murciano que se platica en las Vegas e la Metá y Baja der Segura (comarcas e la Vega e la Metá, Güerta e Murcia y Vega Baja).

En esta página también se dedica un apartado a la Historia de la lengua murciana, en el que se viene a afirmar que se trata de un idioma con sustrato mozárabe y aportaciones del castellano (gramática y léxico), el aragonés (léxico) y el catalán (léxico y elementos fonéticos). Esto me llevó a escribir lo siguiente en el correo electrónico antes mencionado:

Todas las profesiones se quejan de intrusismo, pero tengo la impresión de que la que más sufre esta plaga en Estepaís es la de lingüista. Cualquier indocumentado toma cuatro vulgarismos, media docena de localismos, tres diferencias de pronunciación, mete todo en la turmix y se saca de la manga un idioma. Qué mala es la envidia.

Es evidente que estaba observando la cuestión desde un punto de vista estrictamente político: con el único fin de imitar a los nacionalismos con más "solera", en Murcia se habían sacado de la manga un idioma propio para no ser menos que ellos. Así de sencillo. Esta idea la reforzaba un artículo de prensa del Diari de Balears en el que Ángel Navarro (ignoro su formación como lingüista, pero se le califica de "estudioso del patrimonio lingüístico de la cuenca del Segura"), al mismo tiempo que afirma que el murciano es una "variedad lingüística del castellano" con un "alto grado de impregnación del catalán", sostiene que se trata de una "riqueza idiomática necesitada de protección urgente por la vía política, jurídica e institucional".

Además, no era el único en tomarme a risa la presunta "lengua murciana": en la lista de distribución del Español Urgente (Agencia EFE) había un post en la misma línea (por cierto, ¿a alguien se le ocurre alguna traducción aceptable para "post"?).

Después, reflexionando sobre este asunto, me di cuenta de que me había adentrado de manera un poco temeraria en un terreno muy pantanoso; el de las lenguas minoritarias (o minorizadas, como algunos prefieren llamarlas) y el de sus relaciones con la política y con las denominadas "lenguas de cultura".

¿Qué es un idioma? ¿Qué características permiten distinguirlo de otro? ¿Y de un dialecto? Mi formación en este terreno se limita a la docencia de lenguas extranjeras y a la traducción, por lo que carezco de los conocimientos filológicos necesarios para intentar aventurar una respuesta a estas preguntas basada en el conocimiento científico y la razón. Pero hay que buscarla, porque así lo exige el auge de los nacionalismos en toda Europa. Y ningún nacionalismo digno de ese nombre puede existir sin una lengua (o dialecto, o sucedáneo) a la que defender. Por tanto, desde mi punto de vista, se hace necesario determinar de la manera más científica y objetiva posible cuál es la verdadera diversidad lingüística europea, separando el grano de la paja, y encontrar una manera de protegerla y preservarla. Una lección de la Historia que se olvida con frecuencia es que la mezcla de nacionalismo político y lingüística puede llegar a ser explosiva.

viernes, marzo 11, 2005

Un día para el silencio

"Con el terrorismo se trata de construir el reino de los cielos desencadenando las fuerzas del infierno en la Tierra." Wilhelm Weitling, primer comunista alemán.

Hay veces que las palabras son pistolas cargadas en el sentido más literal del término.

Y no quiero añadir más palabras a un día en el que no debería haber más que silencio.

jueves, marzo 10, 2005

Las palabras son pistolas cargadas

No es que Jean-Paul Sartre sea santo de mi devoción, precisamente, pero no puedo estar más de acuerdo con su aforismo. Las palabras son pistolas cargadas. Cargadas de connotaciones, de prejuicios, de matices, de poesía, de amor, de odio, de esperanza; nunca son neutrales, como no lo es ninguna de las creaciones de la mente humana. Cada palabra, en cierto modo, es un aleph que encierra el universo en sí misma.

Hace muchos años que me interesa, por razones tanto académicas como personales, todo aquello relacionado con el lenguaje, con las diferentes lenguas y con la traducción. Temas inabarcables, con infinitos puntos de vista, que nunca dejarán de sorprender a quien se acerque a ellos. Después de mucho pensarlo, me he decidido a aprovechar esta modestísima tribuna para reflexionar en voz alta sobre estas cuestiones y comentarlas con quien quiera escucharme. Ni que decir tiene que no espero aportar nada original. No obstante, creo que en esta época en la que el exceso de información amenaza con ahogarnos (Arthur C. Clarke señaló que "información no es conocimiento, y conocimiento no es sabiduría"), sigue siendo imprescindible practicar la gimnasia mental y no permitir que se agote nuestra capacidad de asombro.


 
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