Política: Apoyemos a Dinamarca (2) | Let's support Denmark (2)
El sábado pasado expresaba un deseo respecto a la furia provocada en el mundo musulmán por las caricaturas del profeta Mahoma:
Fanatismo e intolerancia, decía, son otras formas de denominar a la estupidez. Y es triste comprobar que, en nuestro mundo globalizado, la mercancía más fácil de encontrar y de vender es la estupidez. Hoy mismo, en España, se nos ofrece un magnífico ejemplo. Son muchos los que creen que la sátira de instituciones y símbolos religiosos, e incluso de símbolos de una nación (como la bandera o el Jefe del Estado), es inadmisible y rebasa los límites de la libertad de expresión. Mi opinión personal es quienes opinan así carecen de sentido del humor, pero es justo reconocer que tienen argumentos a su favor. Sin embargo, hay otras instituciones privadas (no religiosas, ni públicas, ni benéficas: privadas) que van más allá y tampoco toleran la sátira contra ellas; me refiero (¿a quién si no?) a la SGAE. Su intento de cerrar la Frikipedia (versión española de la Uncyclopedia, una parodia de la Wikipedia) a causa de una crítica bastante suave contra ella es tan surrealista, con la que está cayendo en el mundo, que espero que el juez ante el que presenten la demanda contra su indefenso autor no sólo la desestime y les condene a pagar las costas del proceso, sino que además les dé una buena colleja. Más información sobre este lamentable ejemplo de espíritu inquisitorial aquí y aquí.
Por cierto, aunque la Frikipedia está clausurada (esperemos que sea sólo de forma temporal), gracias a la ubicuidad de Internet todavía se puede leer aquí la definición que tanto ha ofendido a la SGAE. Juzguen ustedes si es motivo suficiente como para querellarse contra alguien.
Y luego se preguntan los jerifaltes de la SGAE por qué cada día son más impopulares...
Ya han ardido las embajadas de Dinamarca, Noruega, Suecia y Chile en Damasco; ojalá (etimológicamente, si Alá quiere) las aguas vuelvan a su cauce sin que se haya producido derramamiento de sangre.Por desgracia, el fanatismo, la intolerancia y la estupidez (que, en el fondo, son la misma cosa) ya se han cobrado seis vidas. Y lo peor es que da la sensación de que la tormenta no ha hecho más que empezar.
Fanatismo e intolerancia, decía, son otras formas de denominar a la estupidez. Y es triste comprobar que, en nuestro mundo globalizado, la mercancía más fácil de encontrar y de vender es la estupidez. Hoy mismo, en España, se nos ofrece un magnífico ejemplo. Son muchos los que creen que la sátira de instituciones y símbolos religiosos, e incluso de símbolos de una nación (como la bandera o el Jefe del Estado), es inadmisible y rebasa los límites de la libertad de expresión. Mi opinión personal es quienes opinan así carecen de sentido del humor, pero es justo reconocer que tienen argumentos a su favor. Sin embargo, hay otras instituciones privadas (no religiosas, ni públicas, ni benéficas: privadas) que van más allá y tampoco toleran la sátira contra ellas; me refiero (¿a quién si no?) a la SGAE. Su intento de cerrar la Frikipedia (versión española de la Uncyclopedia, una parodia de la Wikipedia) a causa de una crítica bastante suave contra ella es tan surrealista, con la que está cayendo en el mundo, que espero que el juez ante el que presenten la demanda contra su indefenso autor no sólo la desestime y les condene a pagar las costas del proceso, sino que además les dé una buena colleja. Más información sobre este lamentable ejemplo de espíritu inquisitorial aquí y aquí.
Por cierto, aunque la Frikipedia está clausurada (esperemos que sea sólo de forma temporal), gracias a la ubicuidad de Internet todavía se puede leer aquí la definición que tanto ha ofendido a la SGAE. Juzguen ustedes si es motivo suficiente como para querellarse contra alguien.
Y luego se preguntan los jerifaltes de la SGAE por qué cada día son más impopulares...
(campaña de apoyo iniciada en loretahur)
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