Observen esta fotografía, tomada ayer en Singapur y publicada en el diario deportivo
As de hoy, en la que pueden verse los logotipos de las cinco ciudades que optan a la organización de los JJ. OO. de 2012 (entre paréntesis, gracias a
Blogger por permitir, al fin, que se puedan incluir fotografías en los «posts»). No se aprecia muy bien, porque la imagen es pequeña, pero el de Madrid 2012 tiene un rasgo que lo diferencia de los demás:
En efecto: es el único logotipo en el que figura "Ciudad candidata" en lugar de "Candidate city". La verdad, esto me lo hubiera esperado de París, pero, soprendentemente, esta candidatura ha aceptado lo que a muchos franceses debe haberles parecido la enésima «imposición anglosajona»; el
cardenal Richelieu (que además del villano de
Los Tres Mosqueteros fue el fundador de la
Académie Française) debe estar revolviéndose en su tumba.
¿Por qué no habrá utilizado la
candidatura de Madrid 2012 el inglés? ¿Es una muestra de la proverbial incapacidad de los hispanohablantes de manejar otro idioma? ¿Un modo (consciente o inconsciente) de pedir respeto para la diversidad cultural y lingüística? ¿Una estratagema para diferenciarse sutilmente de las otras candidaturas? ¿O un simple despiste de la empresa encargada de rediseñar el logotipo (recuérdese que originalmente era granate y se decidió cambiarlo a dorado porque es «el color de los ganadores»)?
El inglés está destinado a ser la lengua mundial durante el próximo siglo y los siguientes, en mayor proporción de lo que el latín lo fuera en el pasado o el francés lo es actualmente (
John Adams -que después se convertiría en el segundo Presidente de los Estados Unidos- en un carta al Presidente del Congreso, fechada el 5 de septiembre de 1780; citado por
David Crystal en
La revolución del lenguaje, p. 19).